lunes, 4 de octubre de 2010

curiosidades argentinas de 1850 a 1860

1853: En las inmediaciones de la plaza de Retiro se construye un gasómetro y se establecen los dos primeros
servicios de ómnibus tirados a caballo, con punto de partida en la plaza de la Victoria. Son casi diez líneas.
Según registra una crónica “no faltan pasajeros mal educados que con sus impertinencias molestan
especialmente a las señoras”.



1853: A partir de la usina levantada en Retiro, queda fundada la compañía Primitiva de Gas, iniciándose
los primeros ensayos de iluminación eléctrica. El ministerio de Instrucción Pública se hace cargo de las
escuelas. Siempre frívola, la ciudad - que cuenta. con 2,008 comercios, 746 talleres y 106 fábricas -
enloquece al vecindario con un local sito en Tacuarí, entre Chile y México. Tal el éxito de una gallera –
reñidero - y de su dueño, don Melián a quien, con toda justicia, se lo llama “fundador de la Casa de los
Gallos”.



1853: Se sabe este año que en el país hay más ovejas que vacas y también que muy pronto el
envío de lana ocupará el primer lugar en las exportaciones. Porque así como el tasajo, hacia 1810,
desplaza al cuero, ahora es el tasajo que cede a la lana el primer puesto. Esto obliga a seleccionar
mercados. El tasajo nos vincula a Cuba, Brasil y Estados Unidos, es decir, a los países que
mantienen esclavos. En cambio, la lana nos inclina hacia Francia y Bélgica.
La agricultura se encuentra abandonada, salvo en Entre Ríos, y, los más inquietos, comenzando
por Alberdi, reclaman llegada de millones de brazos a fin de trabajar el territorio.
Sueñan también con escuchar muy pronto el silbato de la locomotora atravesando la pampa.
En síntesis, dos necesidades desarrollistas propias de cabezas bien pensantes,
que saben que el país es demasiado grande para el escaso millón de habitantes que contiene;
por las mismas razones, que mucho mejor: será transportar las cargas en ferrocarriles que pueden hacer
480 kilómetros diarios - a 20 por hora – y suplantar los servicios de carretas que sólo cubren 30 kilómetros
por jornada.



1855: Este año está en auge la empresa “Mensajerías Argentinas”, que atiende con servicios
de diligencias a todos los puntos habitados de la provincia de Buenos Aires. A las de la
Confederación se las conoce como “Nacionales Iniciadoras”, por su carácter pionero. Con
ellas se establece una línea regular que recorre en fechas fijas todas las capitales argentinas
con transporte de pasajeros y correspondencia. Dos progresistas españoles, Juan Rusiñol y
Joaquín Fillol, han organizado este servicio que ha recibido comentarios favorables de todos
los sectores. La empresa tiene su sede en Rosario, desde donde arte el primer servicio con
destino a Córdoba: una diligencia cada 15 días, haciéndose “dos viajes redondos pos mes”.
Cada galera conduce de catorce a diecisiete personas que pueden llevar todo lo necesario
para su alimentación durante el viaje. Igualmente sus colchones, a fin de no pernoctar incómodo.
El tiempo mínimo que se emplea en estos viajes es de 10 días de Rosario a Mendoza, 3 de
Rosario a Córdoba; 6 de Córdoba a Santiago; 2 de Santiago a Tucumán; 6 de Tucumán a
Salta; 2 de Mendoza a San Juan; 2 de Rosario a Santa Fe. Sus organizadores hicieron las
primeras travesías con el fin de estrechar vínculos y designar a sus representantes en distintos
puntos, como también a los encargados de posta. El propio Fillol se largó hasta San Luis,
donde fue recibido por el Gobernador puntano, quien lo felicitó por el servicio a la vez que
se sorprendió al saber que el que había arribado no era uno especial sino el común.
“Pues esto es demasiado bueno. No creo que pueda mantenerse una empresa que
comienza con tanto lujo”, fue el comentario rústico del gobernador.


1856: Por fin el verano y algo grato Para los porteños. El hielo, artículo de lujo, llega en barcos
especiales de Estados Unidos, envuelto en aserrín, usado como lastre. Un portugués -
Miguel Ferreira -, dueño del café del Plata vende entonces los primeros helados.
Y éstos causan sensación.


1858: La importación de kerosene alcanza una cantidad algo superior a los 20 millones de
litros anuales y trabajase activamente para encontrar el combustible en nuestro suelo.
En este sentido se destaca la labor que cumple la Compañía Jujeña de Kerosene. Se
lamentan dos muertes: la de Felipe Senillosa, en esta ciudad, y la del sabio Amadeo Bonpland,
en Corrientes.



1860:Este año el vecindario presencia un espectáculo de vanguardia: fuegos artificiales.
Un emigrante italiano – Antonio Piratte - se instala con una pequeña fábrica en un depósito
de la Chacarita y se convierte en seguida en el único “maestro en el arte de fuego” que posee
la ciudad. Se dice que posea fórmulas secretas. Sus creaciones le dan pronto larga fama,
recurriendo a él no sólo los vecinos, particularmente, sino funcionarios del gobierno que
programan las fiestas nacionales.

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